
Después de años en los que Madrid ha sido mi musa principal, mi pincel se abre camino por las calles y rincones de otras ciudades. Junto con las ya retratadas Barcelona, Bilbao, Sevilla o Santander, inicio andadura pictórica con la ciudad por excelencia: New York, una gran fuente de imágenes y símbolo inequivoco del hiperrealismo americano. No sólo es un cambio de ciudad, sino que es también un cambio de tonalidades, de pincelada incluso. Si Madrid es ocre, gris, sienas, blancos de zinc; New York son azules intensos, rojos, amarillos... colores más planos y menos mezclados pero de una gran efectividad visual.

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